No es ningún secreto que en Gain nos encanta el morado. Destaca, queda bien en nuestros cuadernos y, lo que es más importante, es el color con el que pensamos en desarrollo. ¿Por qué?
Cuando hablamos de la economía del futuro, la mayoría de las visiones optimistas tienen un tinte verde. Lograr un crecimiento sostenible ha sido el gran reto del siglo XXI, y la economía verde representa una oportunidad sin precedentes para el tipo de desarrollo sostenible y crecimiento empresarial que reflejan nuestra propia misión como empresa. Sin embargo, queremos ir más allá; también queremos pensar en púrpura.
El modelo de economía púrpura, popularizado por la economista Ipek Ilkkaracan, presenta una visión más ambiciosa del futuro. Este modelo se centra en el vector cultural de la economía, tratando de asociar la visión de un medio ambiente equitativo entre hombres y mujeres en el corazón de la economía verde.
Al igual que la economía dominante descuidó durante muchas décadas el impacto medioambiental del desarrollo generalizado, otro ámbito de importancia que también ha permanecido ausente del paradigma convencional es la economía de los cuidados, impulsada en gran medida por las mujeres.
La economía de los cuidados implica tanto la reproducción como el trabajo de cuidados de nuestra sociedad en su conjunto: cocinar, lavar, limpiar, hacer la compra, cuidar de los bebés, los enfermos, los discapacitados y los ancianos. Este trabajo, que en gran medida se da por sentado, consiste en millones de horas de trabajo que constituyen aproximadamente el 42% (casi la mitad) del total de horas de trabajo mundiales; tres cuartas partes de esto es trabajo no remunerado de las mujeres (International Women’s Rights Action Watch Asia Pacific, 2018).
Aunque la brecha salarial de género es su mayor reto, el modelo púrpura aboga por abordar sistemáticamente las desigualdades en la economía de los cuidados para mejorar las perspectivas de desarrollo económico de las mujeres. Además, ofrece soluciones a través del reconocimiento, la reducción y la redistribución del trabajo de cuidados no remunerado, con el objetivo de aumentar la equidad y la eficiencia en la economía.
Para ello, la economía púrpura propone ofrecer una vía hacia un crecimiento inclusivo y sostenible apoyado en cuatro pilares:
- El compromiso con una infraestructura universal de servicios de asistencia social.
- La regulación del mercado laboral para facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar con igualdad de incentivos entre hombres y mujeres.
- Aplicar una política macroeconómica sensible al género para la generación de empleos decentes y un crecimiento inclusivo y sostenible.
- Crear infraestructuras físicas que ahorren tiempo en contextos rurales de bajos ingresos (Foro Económico Mundial, abril de 2019).
Desde una perspectiva de crecimiento, quizá el aspecto más valioso de este modelo sea la ventaja empresarial derivada tanto de tener en cuenta esta dimensión del trabajo, como de actuar en consecuencia. La creación de entornos de trabajo diversos, inclusivos y equitativamente remunerados conduce a un mayor compromiso y retención de los empleados, así como a mayores rendimientos financieros, según estudios del Foro Económico Mundial.
Así que cuando pienses en cómo será la economía del futuro, te animamos a pensar no sólo en verde, sino también en morado.
Referencias:
- “Care is an Economic Issue: Addressing Gender Inequalities in Care Work”, (International Women’s Rights Action Watch Asia Pacific, 2018), https://www.iwraw-ap.org/ipek-ilkkaracan-purple-economy/.
- Vijay Eswaran, “The business case for diversity in the workplace is now overwhelming” (The World Economic Forum, April 2019), https://www.weforum.org/agenda/2019/04/business-case-for-diversity-in-the-workplace/